Has reservado en el mejor restaurante de la ciudad, te has puesto ropa interior limpia y tu acompañante está cañón. No tendrás otra oportunidad de causar buena impresión. Vas a disfrutar de una velada romántica, si juegas bien tus cartas. Así se hace, cómo te lo montas: tienes una cita. Pero sentarse a la mesa es lo fácil. La mejor de las noches puede ser un desastre si te enfrentas a la gloriosa física de Table Manners. Antes de darte cuenta, estarás apagando el tercer incendio en la mesa co.
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