Las cartas fueron escritas por un profesor Ábray, un científico húngaro aparentemente loco, sobre una máquina del tiempo en la que decía haber estado trabajando. En la herencia de su bisabuelo, el profesor trotamundos Samuel Hunt, encontró dos cartas que datan de 1898. Tiene ascendencia local y habla el idioma, pero este no es el único motivo de su visita. Jonathan Hunt, un periodista de Nueva York, llega a la ciudad de Eger en Hungría para un descanso. Las referencias apuntan a Eger, y Hun.
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